La última curva de Kaleth

24/8/10


Sin el hueco, es improbable que un accidente con las mismas características vuelva a ocurrir en este punto, para ser exactos geográficamente en una de las pocas curvas que se encuentran entre los corregimientos de “Granada” y “El Bajo” (Entre Plato y el Difícil); esa es una vía algo solitaria, desesperante, con un paisaje maravilloso, con grandes extensiones de tierra en las que extrañamente no se ven muchas vacas, en su recorrido se ven pocas aldeas, sus casas tienen aspecto medieval, los campesinos de la zona suelen circular en burros motorizados o motos aburradas; allí como en todas las carreteras nacionales también transitan tractomulas propietarias ilegitimas de las dos calzadas, el asfalto de la vía está adornado con parches y los huecos descomunales invitan a conducir con precaución, los dos peajes del trayecto son inverosímiles porque tan mala está la carretera que hay dos huecos grandes en el mismísimo puente sobre el río magdalena en Plato. No exagero.

Al fondo de la imagen, exactamente encima del techo del carro, la curva que hace cinco años se hizo famosa por arrebatarle al folclor vallenato a Kaleth, el gran símbolo de la “nueva ola”, convertido en leyenda contemporánea por los medios de comunicación gracias a su talento desbordante. El hueco de la desventura y que tenía forma de rampa fue rellenado y reparado, pero un bache en la vía aún recuerda el infortunio, allí están unas señales de transito con fondo de color naranja y que advierten el hundimiento de la vía, como se observa en la parte derecha.

A la izquierda, decorado por el verdor de los matorrales, el tronco de lo que creo es una Ceiba cuyas ramificaciones también se extienden en la parte superior y que en días de sol le dan sombra a una carretera sin demarcar. En ella cuelga casi imperceptible un tablero de latón, asegurado con clavos, de fondo azul y de letras blancas, en él reposa un breve escrito con mayúsculas sostenidas, sin puntuación; el tiempo, la lluvia y el oxido comienzan a corroerlo. El homenaje está en el árbol más vigoroso del sitio, visible sólo para los conductores que renuncian por un instante a la localización de huecos en la vía.

Hoy, cinco años después de la trágica desaparición del cantante vallenato, el recordatorio luce lánguido, insignificante a primera vista, no dejo de pensar que no está a la altura de una de las muertes más dolorosas en el país vallenato, pero a juzgar por las palabras, es el homenaje sincero, cariñoso y personal que hizo algún seguidor(a).



“CON EL PASAR DE LOS DIAS SENTIMOS MAS TU AUSENCIA PERO FUE TAN FIRME LA HUELLA QUE DEJASTE EN ESTE MUNDO QUE NO SE BORRARÁ JAMÁS Y FUERON TANTAS LAS ALEGRIAS CON QUE NOS LLENASTE LA VIDA QUE EL LUGAR GANADO CON TU HUMILDAD Y SENCILLEZ EN NUESTROS CORAZONES SIGUE CRECIENDO CADA VEZ QUE ESCUCHAMOS TUS HERMOSAS CANCIONES (Gracias Jesús por permitirnos conocer a Kaleth)”

Así de sencillo, sin tanta palabreja rebuscada, en el sitio del accidente reposa una inscripción de alguien que no presumió ni se pavoneó de su obra y prefirió seguir en el anonimato dejando un mensaje sin autor.

Andy Alexander Ibarra Ustariz
Gestor Villanueva mi@


A la memoria del cantautor de música vallenata Kaleth Morales Troya (Junio 9 de 1984 – Agosto 24 de 2005) en el quinto aniversario de su partida. Jamás quedarás en el limbo del olvido.

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  1. Unknown dijo...:

    👍

 
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