COSTUMBRES QUE PERDURAN

18/5/10 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!

En la carretera nacional a cuarenta minutos, aproximadamente de Valledupar, en el departamento de La Guajira, está ubicada Villanueva, un pueblo que como todos los pueblos de nuestra provincia, tiene su propia historia opaca a los ojos de algunos y muda a los oídos de otros; quienes hemos prestado un ápice de atención a los fenómenos socioeconómicos que han sacudido la estructura de nuestra sociedad podemos parangonar, sin temor a equivocarnos, entre un villanuevero proyecto y un villanuevero recién fabricado.

El Villanueva de nuestros abuelos, surtido de costumbres connaturales, que se despertaba bajo un coro de campanas acompañadas por el canto de los gallos y de las aves que adornaban el panorama natural. Donde cada pueblerino cumplía con su destino como si lo hubiera interpretado en pergaminos parecían ser perpetuas sin darse cuenta que sucumbían en la epidemia devastadora traída por el tiempo. En todos los contornos se daban hechos análogos, de la imagen transfigurada y transportada de otro; con personajes similares; los mismos chistes y dichos, los mismos utensilios domésticos, borrachos parecidos dormidos e idénticos antes, hasta las mismas deformaciones y contracciones en el lenguaje, que tanto nos han identificado como miembros de una comunidad especifica.

Entre lo mas expresivo de todas estas manifestaciones encontramos las legendarias parrandas, colitas y cumbiambas amenizadas con música vallenata que en muchas ocasiones silenciaban el coro de campanas y gallos, en amaneceres ingenuos, revestidos de una recia tradición folclórica que se ha extendido hasta nuestros días y trascenderá, a muchas generaciones, aunque, como es lógico con protagonistas diferentes.

Compartir con amigos un sancocho cocido en el típico fogón de leña, al compás de un acordeón, caja y guaracha, ha sido el legado más apetitoso que nos han dejado nuestros abuelos. Para revivir con más satisfacción estos momentos, cito complacido los nombres de Emiliano Zuleta Baquero, Antonio Amaya, Escolástico Romero, actores y autores innatos de muchos de estos actos y que han heredado a sus familiares el patrimonio indeleble de ejecutar música vallenata.

Si en estos momentos detenemos nuestra atención en Villanueva, observamos que muchas de las mencionadas costumbres han quedado sepultadas en el lodo putrefacto dejado por el flagelo de la “Bonanza Marimbera” y el flagelo de la violencia, por todos ya conocida, que trajo consigo el enriquecimiento repentino y desequilibrio de un pueblo que no estaba preparado para recibirlos y la vida sosegada y laboriosa que reinaba se cambio por una Villanueva ilustre cuna del acordeón en Colombia, cabalga ansiosa por los senderos del progreso, con sus hijos connotados en las diferentes profesiones, muchos altruistas, otros, el gran obstáculo de su desarrollo. Para todo Villanueva debe ser un honor saber que la aurora de un nuevo día acariciará su tierna piel de infante y lo verá crecer y caminar sobre las piedras que adornan las legendarias y deterioradas calles, que hoy son sepultadas mostrando la silueta de una imponente ciudad.

Nuestra hermosa Villanueva, matriz de los grandes valores de la música de la provincia, música que es el alma y expresión de un pueblo franco y pacifico, un pueblo que canta, baila sin perder nunca la confianza en sí misma ni la alegría de vivir; realiza su festival CUNA DE ACORDEONES, nombre que por profundas razones, ningún pueblo el país tiene autoridad para criticar. Este es el despertar de un acordeón, una voz, una caja y una guacharaca que desde la tarima ESCOLATICO ROMERO, del primero al cuatro de julio, emitirán sus sonidos para consagrar a la capital de la piedra atalaya, ama y dueña de su futuro. Para nosotros los ex presidentes nuestro festival lo hemos denominado “Un estado de alma convertido en pasión”. Desde ya el actual consejo directivo como todos los años está organizando dicho festival que es “patrimonio cultural y artístico de la nación” para ser uno de los mejores a nivel nacional. Las costumbres que perduran en nuestro pueblo se sentirán refrendadas por todos los visitantes de Colombia entera.

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

Un Grato Recuerdo en el Billar de Rueda

13/5/10 10 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


“Que hago con ser el corazón del pueblo si en el pueblo está mi desesperación, compadre dígale a ella que si no tiene otra pena que aumente mas mi sufrir, pero que el día que me quiera se cumplirá mi condena y feliz voy a morir”, a partes de la canción el Corazón del Pueblo, ganadora de una versión del Festival Cuna de Acordeones, en cuya autoría recae el nombre de un gran villanuevero, Lázaro Alfonso Cotes Ovalle.

Es un orgullo para uno como coterráneo de estos insignes folcloristas y grandes compositores, encontrar en esa gama de canciones el nombre de nuestro pueblo inmortalizado y bien representado por nuestros artistas, recuerdo de pelao que en una ocasión, para ser más preciso un mes de Diciembre cuando el Binomio de Oro lanzaba su trabajo discográfico, en esa ocasión el álbum Fuera de Serie, una canción denominada El Conquistador, es para mí de las canciones escritas por su compositor que tiene una letra muy articulada a la melodía inspirada por el pollo Israel y la connotable voz del inmortal Rafael Orozco, de esa forma el mejor de los Compadres y el fundador de la parranda blanca deja una huella imborrable en nuestra cotidianidad villanuevera que hoy se da el lujo con la Canción “La Ultima Historia” de alzarse con la presea dorada representada en el Nóbel del Folclor como una denominación a quien registra su nombre con altura al ganar una versión del Festival Vallenato en la modalidad de la Canción Inédita.

En una oportunidad cuando todavía deleitaba en mi querido pueblo las vivencias y el desarrollo del Festival Cuna de Acordeones, encontrándome frente a la tarima Escolástico Romero y presenciando la final de la canción inédita, con la expectativa que en ese entonces despertaban tantas composiciones dignas y merecedores de ganar en su modalidad, recuerdo que al filo de la tarde cuando en esa ocasión no se conocían los nombres de los autores de las obras si no que se aceptaba para su presentación un seudónimo para guardar transparencia en el seguimiento y evaluación al mensaje y melodía de la misma, surge del entorno un salto de alegría y gran emoción cuando el maestro de ceremonia anunció que la canción ganadora es la del autor que se hacia seudónimar “El Samuray Blanco”, era Poncho Cotes Jr. que en esa oportunidad se alzaría triunfador con su relato “El Corazón del Pueblo”.

Para concluir este mensaje de agradecimiento y respeto para un compositor que a mi juicio tenía la mejor forma de pedir la mano de sus grandes conquistas en estribillos o vitrinazos en esa época bonita y costumbrista en mi Villanueva del alma, dejo con mucho respeto y admiración algunas que fueron inmortalizadas en la voz de Rafael Orozco, Carmiña y Luzmila López, ese es Ponchito como todos lo conocemos y admiramos no sin antes resaltar que en una ocasión ese hombre que parte el silbido y lo implementa como el instrumento esencial para la melodía de sus canciones en una oportunidad en el billar de Rueda rodeado de grandes amigos como Cao Mendoza y José “Casquita” Mazenet, como si la musa de su inspiración bajara a su memoria y dibujara lo que sería otra obra más en su legado musical, soltó el taco y se fue silbando porque tenía que consignar las letras que en su momento darían origen a otra canción para su gran repertorio.

Con especial afecto hago este reconocimiento a este gran compositor villanuevero merecedor de muchos homenajes pero a mi modo de ver el siempre realiza uno especial para su propio reconocimiento cada vez que nos regala una nueva canción, a sus grandes amigos como el Vicecónsul Carlos Alberto Barros Matos, fiel acompañante de parrandas y vivencias, hoy rogamos a Dios su pronta mejoría y de igual forma a ese mismo Dios grande y poderoso que fortalece y reconforta los corazones, le pedimos que acoja el alma de ese gran e incondicional amigo y hermano, Hernando Araque Maestre “Nando”, fallecido el 7 de mayo de 2010, su recuerdo será una huella imborrable en nuestro entorno villanuevero, a su familia muchas condolencias y fortaleza, en especial a su señora madre, Teresa Maestre y su ejemplar hermana Mercy, paz en la tumba de nuestro excepcional amigo; a Leonty José Palacios Ramos, un abrazo en la distancia y mi apoyo incondicional en estos momentos de tristeza y dolor.

Con el cariño y el respeto de siempre,

Raymon Guillermo Sales Contreras
Columnista Villanueva mi@

 
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