Los milagros de Santo Tomás

18/9/12 1 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!

Villanueva, la Villa Eterna de Santo Tomas, fundada por instrucciones de la Gobernación de Valledupar, en la época de la conquista y la colonia, un 18 de Septiembre de 1562, instruye al funcionario de esa gobernación Don Roque de Alba, quien no fue ni conquistador ni colonizador sino que en la época cumplió un mandato de ley por parte de la Corona Española en cabeza de la Gobernación del Valle de Upar y por ello es que no se encuentra su nombre registrado en los libros de el Nuevo Reino de Granada. Sin embargo los que estudiamos en el Colegio Santo Tomas en la década de los sesenta, podemos dar fe que el señor Rafael Antonio Amaya no enseñó a conocer la biografía de este gendarme español.

La Villa de Santo Tomas, que posteriormente toma el nombre de Villanueva, le ha rendido por siempre tributo y santidad a su santo patrono Santo Tomas de Villanueva, especialmente por los milagros que realizó en este pueblo y que quedaron plasmados en la obra “Villanueva” de los autores Rafael Antonio Amaya Núñez y  Manuel Fernández Frías y que hoy como un proceso histórico lo transcribimos como ellos los escribieron para recordar parte de esa historia épica de nuestro municipio.


“M I L A G R O S

El del ocho de Mayo de 1801. El río se desbordó sobre la población, amenazando exterminarla, lo cual fue impedido por nuestro Santo Patrono, según es nuestra firme creencia y según consta por la tradición, de la manera que vamos a relatar. Ante la catástrofe inminente el pueblo acudió a la iglesia en busca de la imagen, la que no se encontró. Arreció el pánico en los ánimos de los habitantes. Más fue pasmoso el asombro de estos al cesar de repente la inundación. Volvieron al templo a dar gracias a Dios y encontraron al Santo humedecido y salpicado de barro. Milagro! Milagro! gritaron y avivaron su fe en el Santo Patrono. Se recordaba la acción sobrenatural relatada en la forma siguiente: La víspera el cura abría por la mañana las puertas de la iglesia; el pueblo la arreglaba colocando flores y era colocada en sus andas la imagen veneranda, y principiaba el alumbrado tal como se efectuaba en las fiestas de la Virgen. A las 12 p. m. principiaba una llovizna y un gran ruido se oía; casi todo el pueblo se encontraba en la iglesia; unos orando; otros confesando y otras fuera del templo haciendo café; de una a dos de la mañana, comenzaba a oírse la creciente; muy temprano salía la procesión que acompañaban chicos y grandes; al llegar a la equina de la casa propiedad hoy del señor general Beltrán F. Dangón C., los que cargaban al santo hacían tres cortesías de frente y tomando el báculo del santo lo metían en la acequia que se desbordaba por todas partes y se volvía a repetir la misma operación de espaldas y seguían a la iglesia y el cura decía la santa misa.

Milagro de Barbarita. Fue en 1840. Una niñita criada por las señoritas Zoila y Wenselad Mato, llamada Barbarita, diez años tendría cuando un día, unas señoras de apellido Ramírez, amigas de la casa, pidieron consentimiento a las señoritas Mato para que Barbarita las acompañara a coger frutas al campo. Conseguido el asentimiento se fueron a su cometido, cuidando mucho de Barbarita; ya de regreso en las horas de la tarde, el río había aumentado considerablemente el volumen de sus aguas; temiendo, como era natural, que aún aumentara más, se apresuraron a vadearlo las paseantes, agarrando fuertemente de las manos a Barbarita; pero cuál sería su espanto y su desesperación cuándo una fuerte corriente se las arrebató y prontamente la ocultó a su vista; a duras penas lograron las desoladas señoritas alcanzar la orilla, pero la infeliz Barbarita había desaparecido; tal noticia traída a la población produjo la consternación general que es fácil suponer; las Mato en su dolor profundo, pedían, imploraban el auxilio de Santo Tomás para la increíble salvación de su amada niña; el pueblo se puso en movimiento; comisiones diversas a varios puntos del río. Ningún resultado. El pueblo se vistió de dolor y de luto. Una de las comisiones, la que siguió el trayecto de río abajo, que estuvo hasta las primeras horas del día siguiente sin descanso buscando la desaparecida, tuvo la inmensa fortuna de encontrar la inocente niña, sana y salva, en una pequeña isla, en medio de las sucias y fuertes corrientes del crecido río. Milagro! ¡ Milagro! Fueron las voces que dejaron oír los de la búsqueda y no otra cosa podía ser pues estaba a nuestros ojos tal acontecimiento, fuera totalmente de lo esperado o de lo natural. Al preguntarle cómo estuvo allí, ella, Barbarita, tranquila y serena contestó: un hombre me colocó aquí y me ha acompañado toda la noche y cuando fui arrastrada por la corriente ese mismo hombre me dio un bastón para que soportara su fuerza y no me ahogara. Villanueva entero sabe de este milagro de nuestro preciado Patrón, Santo Tomás de Villanueva.

Milagro de El Platerito. Era este el apodo con que esta buena gente nombraba a un señor platero, Manuel Antonio Bernuy, quien casó en este pueblo y en donde dejó familia; fue muerto en las guerras intestinas que se sucedieron después del 60. Ese señor, es fama, que tenía un lugar secreto a donde iba cada vez que tenía necesidad a traer oro en pequeña cantidad para sus trabajos; el tal lugar se encontraba en las faldas de la cordillera denominada San Pablo y que queda frente a esta población de Villanueva. Muchas, personas, entre ellas las señoras Francisca Valdés y Carmen Márquez (que aún vive) vieron el oro y conocieron prendas fabricadas por el célebre platero, con el precioso metal”.

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

“Villanueva” el libro olvidado

5/9/12 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


El pasado 26 de Julio del año en curso, se cumplieron 66 años, de la publicación del libro “Villanueva”, primera monografía que se realizó de nuestro municipio, escrita por el maestro Rafael Antonio Amaya Núñez y el Notario Único de este municipio Manuel Fernández Frías. Cuando fue publicado el entrañable libro, el colegio Santo Tomas, el icono de la educación guajira, llevaba 26 años de estar funcionando bajo la dirección de su fundador Don  Rafael Antonio Amaya Núñez. Colegio, que en la época era de los más prestigiosos y por allí pasaron prohombres de la región y donde se enseñaba latín, francés e inglés; idiomas que dominaba a la perfección el maestro Amaya Núñez,  y su nombre jamás fue cuestionado de lo que enseñaba, de lo que investigaba y de lo que escribió de la historia de su pueblo, en compañía de su grande amigo, el notario por excelencia Manuel Fernández Frías.

Hoy este libro que se constituyó en la base de la historia Villanuevera, se encuentra olvidado por la academia, por las instituciones educativas y por los profesores que enseñan historia. ¿Qué historia enseñarán?, ¿Si no conocen ni la propia historia de su pueblo?, ¿Cómo entonces enseñan historia universal?. La historia comienza por casa y ésta han tratado de mancillarla, no solo ella, sino de quienes la escribieron con dedicación, investigación y esmero. ¡Por Dios a donde hemos llegado!.

En todo caso para mis lectores, “Villanueva” el libro olvidado por los Villanueveros, debe ser reproducido, especialmente esta bandera debe asumirla, Ismael Fernández Gámez, nieto de uno de sus autores, Manuel Fernández Frías y como director del nuevo periodismo en La Guajira, Diario del Norte y Gámez Editores, hacer su recopilación y editarlo nuevamente. Este inolvidable libro, consta de un prólogo, escrito por otro hijo grande de Villanueva, Jaime Dangon Ovalle, Notario Único de Valledupar, quien en uno de sus apartes escribió: “Don Rafael Amaya y Don Manuel Fernández han querido publicar una monografía de la patria chica. Labor laudable”… “Relatan los dos ilustres Villanueveros la historia, vida y peripecias de la ciudad. Desde las primeras tribus y sus caciques, Guazara, Canopán y Guachirú, hasta la bella realidad contemporánea. Hablan de los milagros. El que salvó al pueblo de la inundación de 1801, operado por intersección de Santo Tomas, patrono nuestro. El de Barbarita en 1840”.

Consta el libro de una portada, que fue la bibliografía donde ellos investigaron para escribir la historia de Villanueva. Catequización y colonizadores, que fueron los “misioneros dominicos San Luis Beltrán, Fray Luis de Vero, Fray Gerónimo Barros y Fray Diego Javier, que estuvieron en Villanueva en el año de 1567”. También contiene el libro en su índice, la fundación de Villanueva, de la cual se ha venido  escribiendo. De la población y de los cuatro barrios que la conformaban en ese entonces: “San Luis, que queda al sur de la ciudad y que fue el núcleo inicial de la población. Cafetal, al este. Hormigueral al oeste y Arroyito al norte”. Contiene también lo que eran los actos religiosos, la Sierra Negra, costumbres del pueblo, milagros y familias principales. Es este el contexto de una de las primeras historias que se escribió de Villanueva y que hoy nuestro municipio debe conocer para bien de su población y como dice el aforismo popular, quien no conoce su historia está obligado a repetirla. ¡Así es y así será por siempre!.   

Hernán Baquero Bracho
Columnista Villanueva mi@

 
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