La Rasquiñita

30/12/13 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Raymon Guillermo Sales Contreras – Columnista. “Ahora si están bien bonitas Esa gente que no sabe, Clasificar a un artista y el precio que debe darle. Me refiero al que critica y vive hablando locura Y que al frente disimula que es propio del envidioso; Pero yo como conozco los ramales del camino Voy anotando en mi libro y hago lo que me conviene Y es por eso que Diomedes pasa la vida sabroso Porque el que sufre por otro lleno de dolor se muere”. Diomedes Díaz.

Con tristeza encuentro una publicación en uno de los medios más representativos de circulación nacional, avalada por su consejo editorial, ese que en ocasiones se le vio en pleno Festival Vallenato disfrutando de las galas ofrecidas por los organizadores para deleite de ellos y me atrevo a decir que en una de esas famosas parrandas les interpretó Diomedes Díaz para su fortuna, hoy lo recuerdan en la pluma de una de sus columnistas como un mal ejemplo para la sociedad manifestando desde su opinión que no es más que una manera de ver su obra desde otro punto de vista, a mi juicio equivocado.

Para poder escribir sobre la vida de un artista no solo debemos basarnos en su trayectoria, se necesita conocer como erigió la estructura del ser humano que representó y las circunstancias que en algún momento lo llevaron a cometer muchos errores de los que no están exentos los seres humanos, no recuerdo señora Salud, haber encontrado unas líneas con ocasión a la muerte del rey del Pop Michael Jackson en lo que correspondió al juicio al que fue sometido por abuso sexual a menores, hay creo que defiende sus interés europeos o americano, claro se me olvidaba usted no es de nuestra región, es imposible que entienda nuestra estirpe.

El prestigio de un periodista o comunicador no se mide por el impacto que generen sus apreciaciones, no en vano Santiago cruz escribió el único Twitter desafortunado para él en lo que correspondió la novedad de la muerte del más grande del folclor vallenato, pregúntense que tan enfocado estaba o que pretendía alcanzar con su mensaje, es la hora que no ha tenido los cojones para explicar a qué se refería, debe ser pupilo de la señora en mención.

La obra de Diomedes Díaz está escrita y en tomos inmensos que perduraran por siempre, a pesar de sus errores siempre enfrento a quien considerara fuera un rival digno de mencionar,  siempre tuvo el carácter de reconocer sus equivocaciones ante la sociedad y en ocasiones esa misma sociedad aristócrata lo utilizó para disfrutar porque sólo en el encontraban ese estilo único de hacer feliz al público, por lo tanto señora Salud, no se desgaste en recrudecer su odio hacia Valledupar y sus alrededores, ya conocemos su opinión y le puedo asegurar que por el sólo hecho de escribir una columna donde hace mención a Diomedes, se disparó el número de lectores de su columna,  claro para recordarle que una gota de agua turbia que es lo que usted representa, no secara el océano de humildad y de nobleza que nos deja el Cacique de la Junta con sus canciones, Dios la bendiga y compre Caladril que es bueno para la rasquiñita que siempre le despierta mi pueblo querido.

Con el cariño y el respeto de siempre.

Raymon Guillermo Sales Contreras

Columnista Villanueva mi@

Honda Herida

24/12/13 1 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Raimon Guillermo Sales Contreras – Columnista. “Solamente me queda el recuerdo de tu voz como el ave que canta en la selva y no se ve, con ese recuerdo vivo yo y con ese recuerdo moriré”. Honda Herida-Rafael Escalona.

Se cierra un capítulo inmortal en la leyenda del más grande que ha parido el folclor vallenato, ese muchacho que erigió de la boscosa carrizal y que encontró en ese entorno natural la riqueza necesaria para amasar la fortuna más grande con la que un juglar puede llegar hasta su última morada, su fiel fanaticada.

Nace en un entorno humilde rodeado de playones y mesetas, rodeado de una fauna única y excepcional donde el cantar de las aves afinaban en su corazón la pureza de sus sentimientos y el fervor por honrar la palabra cuando de servir se trataba, ese fue el hijo de la vieja Elvira y el Viejo Rafa, inmortalizados en esa magna expresión de amor llamada “Mi Muchacho”.

Liceísta como yo, marco huellas imborrables en mi Villanueva del alma, cuentan los recuerdos que cambiaba carbón por la mensualidad de poder seguir estudiando, pero la adversidad en ocasiones le ganaba las batallas, no en vano emigro a otras tierras donde la semilla limpia y abonada que representaba su legado, germinó hasta saciar la savia que da buenos frutos.

En las anécdotas consignadas en el libro “Un Muchacho llamado Diomedes”, escrito por el excepcional Luis Mendoza Sierra, me llamó la atención uno en especial, Diomedes laborando para Radio Guatapuri, encargado de distribuir la correspondencia, recibía muchas quejas ante su patrón el viejo Regulo Pineda, en la demora de las entregas de las cartas y otros documentos, como alternativa potencial se optó por comprarle una bicicleta no sin antes consultarle si tenía experiencia en la movilización de esta herramienta, al que el inolvidable cacique respondió afirmativamente, oh sorpresa para el gerente de la entidad cuando las quejas se dispararon anunciando que se demoraban más las entregas, situación detectada cuando en un seguimiento realizado se encontró que no sabía manejar bicicleta y guardaba su compañera de labores en casa de una vecina, ese fue el gran Diomedes Díaz.

Con estas cortas líneas quiero honrar la memoria del más valioso y original interprete de la música vallenata, ese que en la Paz Cesar se dio el lujo de reemplazar en una noche al Jilguero de América, Jorge Oñate y este en un acto de reproche le reclamo que porque estaba interpretando como cantante de la agrupación a lo que el público presente pidió que siguiera cantando el Cacique de la Junta, esta reflexión para no olvidar que Diomedes fue utilero de los Hermanos López, eres grande e irremplazable Cacique, nos dejas una Honda Herida.

“Como Diomedes no hay otro y eso nunca nacería y si nace no cría y si se cría se vuelve loco”.

Con el cariño y el respeto de siempre,

Raimon Guillermo Sales Contreras
Columnista Villanueva@mia.


Otrosí: Mientras exista un corazón tocado por Dios, la Navidad prevalecerá tan blanca y dulce, que podrá tocar al mundo entero, Feliz Navidad y Felices Pascuas, que la estrella de Belén nos ilumine en esta Navidad y que cada día del Nuevo año la bendición del Señor te guarde a ti y a todos tus familiares, un abrazo grande lleno de paz, fortaleza, alegría, amor y mucha reflexión.

“Yo no se pa’ donde voy”

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Hernán Baquero Bracho – Columna. En una entrevista en el Canal Caracol del inmortal Diomedes Díaz, con el también inmortal periodista Ernesto McCausland, tocaron el tema de la muerte y “El cacique de la junta” manifestaba que le tenía miedo a la muerte “yo no se pa donde voy” le expresaba al rey de la crónica Nacional y añadía “si yo supiera que sirvo mas muerto que vivo, entonces ahora mismo me muero” y acotaba “pero yo no me quiero morir” y la interpelaba el Periodista Costeño, “¿usted piensa en la muerte” y el Cacique respondía “todos los días de mi vida, pero que va cuando esté viejo, la ciencia habrá avanzado y yo viviré mas”. Pero no fue así, no murió de viejo, un infarto lo sorprendió en su residencia en Valledupar, el domingo 22 de diciembre, donde es llevado a la clínica del Cesar, donde llegó sin signos vitales; contaba con 56 años de edad, había nacido un 26 de mayo de 1957 allá en Carrizal, un caserío de la Junta, corregimiento de San Juan del Cesar.

Que vaina, el Vallenato ha perdido al más grande exponente, al artista más completo en ese género: interprete, compositor, verseador, mujeriego y parrandero. Que vaina el mundo Vallenato se encuentra entristecido por esta lamentable noticia. Que vaina, el Vallenato se encuentra de luto y la tristeza nos invade a todos los amantes del folclor. Que vaina Álvaro Álvarez, ya no habrá más saludos al pueblo Sanjuanero.

Se nos fue el único, el ídolo de la música Vallenata, el rey de la melodía, el que le dio brillo y transcendencia al Vallenato, el filósofo de sus cantos, el que tenia pega pega con su incondicional fanaticada. El hijo del viejo Rafa y la vieja Elvira. El Cacique de la Junta, su pueblo del que salió para alcanzar al cielo infinito del folclor, no solo a nivel Nacional sino Internacional. Se nos fue el artista Vallenato que mas copias vendió, mas de 16 Millones y el que más éxitos alcanzó en discos de oro, de platino, de doble platino y de triple platino; el ganador del Grammy Latino en Vallenato cumbia en el año 2010, ganador del Congo de Oro en Barranquilla, más de 350 canciones grabadas, el más grande artista de música popular que haya dado Colombia, el que abrió el camino a artistas de la talla de Carlos Vives, Juanes y Shakira. Se nos fue Diomedes el irreverente de la música, el más grande de todos.

Todavía estábamos celebrando su última producción musical  “la vida del artista” que pasará a la historia por todo su contenido y la pléyade de compositores de los mejores que lo acompañó en esta producción  con el Rey Vallenato Alvarito López, y Diomedes manifestaba lo feliz que se encontraba por la aceptación que había recibido de este CD de su fanaticada y de los críticos del folclor Vallenato. Que vaina More Ovalle, se te fue tu hermano, me imagino como debes sentirte.

Que vaina Poncho, Emilianito y toda la dinastía Zuleta, con quienes los unía lazos de sangre, de folclor y de amistad, todos ellos se encuentran apesumbrados por la partida del más grande que ha dado el Vallenato. Que vaina Beto Zabaleta, la tristeza te embarga. Que vaina Jorge Oñate, como te sentirás. Que vaina Rosendo e Israel Romero, la admiración con el Cacique era tremendo. Que vaina Marciano Martínez y Mono Daza, sus melodías eran las de Diomedes. Que vaina Villazon, Que vaina Jorgito Celedón, lamentando este insuceso. Que vaina Silvestre Dangond, tú que querías grabar varios temas con tu maestro, al que tanto admirabas y apreciabas. Que vaina Iván Zuleta y ahora que hacemos sin contendor en la estela de versos. Son tantos recuerdos que se aremolinan en mi mente de miles de fanáticos de Diomedes Díaz Maestre. ¿Cómo se sentirá la biblia del Vallenato Jaime Pérez Parodi? Él si sabe, él si conoce de la historia de Diomedes y de tantas anécdotas que vivieron y compartieron en tantos años de éxitos y de vivir alegrando Corazones. Ha muerto el más grande exponente del Vallenato. Valledupar, La guajira y toda Colombia se encuentran compujidos y adoloridos y solo queda el recuerdo imperecedero del artista que se nos fue.


“Yo no sé pa donde voy” pero  ahora en el cielo infinito de la eternidad te están esperando con los brazos abiertos tu tío Martin Maestre, tu papá, el viejo Rafa; tu inseparable Juancho Rois, Eudes Granados y el gran “Maño” Torres, el maestro Escalona con “Colacho”  Mendoza, Poncho Cotes, Emiliano Zuleta, “El debe” López, Lorenzo Morales, El negro Alejo, Luis Enrique “El pollo Vallenato”, Leandro, el ex presidente López y tu Cacica Vallenata, Consuelo por supuesto, con Freddy Molina y Octavio Daza, para entonar canciones celestiales con Armando Moscote y Rafael Orozco y entonces descubriste el misterio, ahora si sabes a dónde vas, ahora estas en presencia de Dios, con la ayuda de tu virgen del Carmen, y ya descubriste que esa otra vida es más hermosa, donde no existe el dolor, la tristeza, el odio y menos la envidia. Allá estás tú, cantando la vida del artista de tantas canciones con que le diste alegría al pueblo Colombiano. ¡Adiós Diomedes! Aquí continuaremos cantando tus melodías que ya se convirtieron en epopeyas de nuestra historia musical. Que vaina Rafael Santos, Martin Elías, Diomedes Dionisio y tantos hijos… Se nos fue el Cacique de la Junta, el inmortal canta autor de la música Vallenata.

Sólo para Diomedistas

23/12/13 1 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Andy Alexander Ibarra Ustariz (@andyIU). De los muchos acontecimientos inexplicables de la vida siempre me sacude la infausta casualidad de observar cómo el enfermo grave muestra una leve mejoría antes de morir, me impresiona la aparición de ese hálito de vida del agonizante que siembra esperanza en sus familiares y que finalmente se convierte en la señal de su despedida. La muerte de Diomedes Díaz llega cuando estábamos extasiados escuchando su más reciente trabajo musical, una excelente pieza vallenata que ya era exitosa por su propio contenido y no tanto -como ocurrirá- por estar asociada a la proximidad de su amarga despedida.

En tan sólo un fin de semana logró tantos aplausos y elogios que era inevitable pensar –de forma metafórica- que ese trabajo representaba la auténtica nube que en tiempo de invierno cubre la montaña, la que reverdece la sábana y colma la fauna de alegría; es decir, en poco tiempo nos mandó a sus seguidores una señal de recuperación, de esperanza, pero terminó siendo su último aliento, su último esfuerzo de vida, la última señal de su deseo vehemente de seguir escribiendo la historia de su leyenda.

Si por los azares del destino alguien lee estas letras y no sabe de la grandeza de quien les estoy hablando deben saber que la música vallenata ha perdido a su propio Michael Jackson, a su propio Héctor Lavoe, perdió Colombia a un nuevo Joe Arroyo. Para conocerlo sólo debe escuchar todo su repertorio musical, las canciones de su autoría son su propia vida cantada, donde desnuda su alma, sus amores y desamores, alegrías y tristezas, sus anécdotas, su propia filosofía bucólica; en definitiva, murió el perfecto traductor de sentimientos porque las personas que -como yo- muchas veces no pueden expresar de manera escrita o verbal alguna emoción o algún hecho de sus vidas, les resulta oportuno y suficiente cantar una canción de Diomedes.

Sus seguidores fieles debemos sentir complacencia porque siempre lo acompañamos, nunca lo abandonamos ante la adversidad, siempre debemos estar orgullosos por haber respaldado desinteresadamente su vida musical en la efervescencia y aún en los estertores de su carrera. El dolor que cada uno de nosotros siente por su partida es suficiente para honrar su memoria sin que deba interesarnos la compasión o solidaridad de aquellos que, con ocasión de su muerte, se burlan de este vacío que sentimos en el alma  y serían felices si pudieran escupir el ataúd donde reposa exánime el artista, aquellos que gozan dándole rienda suelta a su miseria interior para pontificar y moldear una imagen oscura que nada tiene que ver con la imagen que la masa tiene de su ídolo. ¡Fracasarán en ese intento de deshonrarlo!.

Diomedes no ha muerto, por el contrario nació la leyenda llamada “El Cacique de la Junta”, esa que también ilustrará la historia de la música vallenata como Francisco “El Hombre” y el mismo Rafael Escalona. No concibo un momento más propicio para que las nuevas figuras y folcloristas revisen toda su obra, volver a estudiar a Diomedes es un imperativo, su cancionero vallenato debe ser analizada en cada frase y ser inspiradora para entender la esencia de este folclor que buscamos perpetuar y, en lo personal, esperaría que con su partida no se sigan produciendo malas imitaciones de un estilo que es irrepetible por ser innato a su propia naturaleza humana, a lo sumo sólo podrían reivindicarlo sus descendientes en caso de existir aquello que llaman información genética.

Nacimos y vivimos en los tiempos de Diomedes Díaz, un campesino Guajiro de claros rasgos indígenas que delataban su estirpe, excéntrico, alguien que nos hizo feliz con su canto, un hombre que sintió en sus huesos el cariño de su fanaticada hasta el punto que aún temiéndole a  la muerte logró visualizar a la perfección su multitudinario funeral. Lloremos juntos y sin que nos de pena, sintamos orgullo, despidamos al más grande llorando y cantando sus versos bonitos.


                                            A mi hermano Adrian quien me enseñó a ser Diomedista. 

 
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