Zuluaga, el Talibán de Uribe

26/5/14 0 comentarios ¡Deja tu comentario aquí!


Raymon Guillermo Sales Contreras - Columnista.  ¡Qué poco cuesta construir castillos en el aire y qué cara es su destrucción! (François Mauriac).

La guerra política sucia que hoy enloda el panorama nacional no tiene límites, se publican barbaridades de lado y lado que ya no provoca ni observar los noticieros de los canales privados que hacen protagonismo para tener la primicia de las evidencias que los disparen en el rating o los mantenga en la franja de sus espacios de emisión; así esta nuestra dolida Colombia.

La tragedia de los niños en fundación, acaparó con su impacto estremecedor los primeros días la atención de los medios locales, nacionales e internacionales, hasta en eso fueron oportunos los candidatos a la presidencia en mostrar un rostro afectado por el dolor de los demás, ese que se esfuma cuando logran sus pretensiones y solo la historia y la época se los recuerdan cuando llega otro periodo legislativo y con el otra contienda electoral, que decepción; claro fue de más trascendencia el rifi rafe de Santos y Zuluaga, enfrascados en una eterna pelea que con un relevo generacional, hereda la guerra de un monstruo llamado Alvaro Uribe Velez.

Como un análisis rápido y objetivo, resalto de las elecciones la abstención que generó esta gran polémica por demostrar quien es más culpable que el otro, evidenciar como bajo el caudal de votos en nuestros departamentos costeros donde en las pasadas contiendas se arrojó una muestra más representativa; será que la mermelada solo alcanzó para una taja de torta burócrata y falto embadurnar la otra parte, amanecerá y veremos.

Nos destruimos descaradamente cuando un solo patrón, comandante, jefe, manager, con solo hacer un trino desestabiliza este pueblo, el circo armado alrededor de quien manifiesta públicamente tener pruebas de una posible donación de dineros calientes a una campaña y luego a través de unos tinterillos de alta gama, socializa que en ningún momento manifestó esa afirmación y que es el estado quien debe investigar si es veraz su alocución, que tristeza en que país vivimos.

Nos espera la segunda guerra, perdón la segunda vuelta, con más ataques inmorales y desestabilizadores, eso es lo que queremos para nuestras vidas, familias y comunidad; estamos lejos de la realidad que se vive internamente porque los medios aliados indirectos de socializar estas mafias, no tienen la objetividad de ayudar a construir una mejor patria.

Con el cariño y el respeto de siempre,

Raymon Guillermo Sales Contreras

Columnista Villanueva mi@

Sí es posible con el talento…

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Rafael Eduardo Frías González – Columnista. El decir que soy un artista o músico por tradición, sería hasta jactancioso, sin que se entienda como que no sé dónde estoy ubicado en materia musical; me catalogo un amante de la música en general y en especial la nuestra, “La Vallenata” como popularmente se conoce; hago versos a los que les pongo melodía, que me han dado la oportunidad de participar o concursar en canción inédita en varios festivales, entre los que se cuenta el gran “Cuna de Acordeones” de Villanueva, La Guajira y lo he hecho porque me nace, me gusta expresar en un canto lo que siento, me gusta que escuchen mis vivencias a través de la música.

Quien ha tenido la oportunidad de asistir y hacer seguimiento a los concursos en los festivales de música “Vallenata” a través de los tiempos, seguramente ha notado que se han dado fallos que originan malestar, en muchos casos por la afinidad o simpatía que se tenga con el concursante o porque se evidencien decisión errada sin que signifique mala fe, pero llama la atención que en los últimos tiempos esta práctica se ha vuelto recurrente, hasta el punto que rara vez se nota que exista un marcado interés en el público por saber del desarrollo de los concursos y centran su atención en la presentación de las agrupaciones musicales que amenizan el espectáculo al finalizar cada jornada diaria de dicho festival.

Recientemente en el festival “Francisco El Hombre” en la ciudad de Riohacha, tuve la oportunidad de seguir de cerca el concurso y me llamó la atención la presentación majestuosa de la agrupación de Jonathan Bolaños, a quien considero, no como una promesa sino como una realidad de nuestro folklor que encarna ese “Vallenato” auténtico, natural, limpio, moderno sin rayar con lo que se denomina “Valanato” y acercándose un poco a lo tradicional; no quiero que se tergiverse mi apreciación restándole méritos a los otros concursantes que sin lugar a dudas mostraron categoría; no sé y lo expreso con todo respeto, de dónde concluyeron los “integrantes del jurado” (colijo partiendo de la buena fe), que esa agrupación no hizo mérito alguno para alcanzar por lo menos mejor “Guacharaquero” (por decir algo, aunque fuese de consolación).

Lo anterior por ser lo más reciente pero genera consternación observar esa inmutable practica que viene minando los buenos talento nuestros; sin que trascienda como chisme de pasillo, he escuchado a compositores expresar que no van a tal festival porque allí no cuentan con las llamadas “palancas”; me produce tristeza cuando escucho canciones tan bien compaginadas y dicientes o un cantante como el caso de Jonathan, a un acordeonero como su compañero de fórmula, Anthony Gutiérrez y al final no se les hace ninguna clase de reconocimiento, sino que por el contrario se excluye.

A través de este escrito coloquial, sin rencores pero vehemente, quiero hacer un llamado a la reflexión de organizadores, jurados, incluso de los medios de comunicación, porque no es fácil participar en un festival cuando se vive y se siente la música en las venas; produce estrés la espera para subir a la tarima, el paso del tiempo y no ver la agrupación acompañante completa pero cosa peor aún, sentir que tal vez ese esfuerzo y esos sinsabores no son bien recompensados, porque no es el dinero, ni una efigie que motivan, es el reconocimiento de ser el mejor porque se trabajó para eso, y como consecuencia lógica deriva en un premio.

No trunquen los sueños de nuestros artistas talentosos, son el relevo generacional de los Zuletas, Oñate, Rois, Romero, Ovalle, que no deben estar supeditados como en la política los votos en las urnas frente a los manoseos de los tarjetones y en los reality televisivos, las pugnas entre regiones y la competencia comercial.


Sí se puede contar con veredictos transparentes en los concursos y con talentosos artistas sin que medien dádivas y compensaciones.

El Laberinto de La Guajira

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Hernán Baquero Bracho - Columnista. El Departamento de La Guajira se encuentra en un laberinto sin salida, donde el túnel sombrío hasta ahora no encuentra luz por el sendero. La Guajira hoy sufre de tristeza y de  amargura. Su crisis institucional es el laberinto más importante de ese caos y ese desorden. Observen nada más el panorama que se nos presenta en el palacio de la marina. Pereza institucional, soledad total, falta de sentido de pertenencia de los funcionarios por su tierra, se rumora en los pasillos que los peajes por cuentas por cobrar son altísimos, aunque siempre han existido; desidia y desdicha como en la canción inmortal de Calixto Ochoa “Norfidia”, esa melodía se parece tanto a la que hoy rige los destinos de la península, con la diferencia que la afectada es La Guajira. Nuestro Departamento se parece más a la obra inmortal del Nobel de Literatura Gabriel García Márquez “cien años de soledad” y lo más grave que no reaccionamos. Solo damos palo de ciegos, en este mundo infernal, donde el túnel es un laberinto con variados caminos que no sabemos cuál es el verdadero y los recorremos en zigzag, pero continuamos dando tumbos por todos lados.  

La Guajira no merece esta suerte y menos sus habitantes. Somos un departamento a la deriva sin orden, sin guía y sin norte. La brújula se perdió y el barco encalló en esa marea de la horrible noche de todo lo que ha sucedido y continúa sucediendo. Las olas embravecidas continúan golpeando de manera inmisericorde contra los acantilados. Esas olas son los medios de comunicación del país que continúan estigmatizando a esta tierra como una de las regiones más inseguras, más corruptas, mas narcotizadas – pero bueno, ¿La corrupción, el narcotráfico y el contrabando, donde campea más? En Bogotá y su área de influencia del centralismo salvaje – más ineficiente, donde “Norfidia” no tiene ni idea de lo que está sucediendo y parodiando al gran futbolista “Todo bien, todo bien” y los acantilados somos el pueblo Guajiro que vivimos en una situación de odios polarizados, donde no existe ni confianza, ni credibilidad y mucho menos paz y vemos enemigos por todos lados, especialmente en la política y no hacemos un análisis profundo de nuestros actos y de nuestros procederes. Así andamos, en la cresta de la ola, surfeando como los expertos de ese deporte para salir airosos en ese mar embravecido que son todos los problemas por los que estamos pasando: ingobernabilidad, desorden administrativo, falta de credibilidad tanto en el país como dentro del mismo territorio peninsular, falta de cohesión en todo, especialmente en lo que se habla y en lo que se practica, en fin pareciera que se estuviera viviendo lo ocurrido en siglo XIX y bien descrito por el historiador René de la Pedraja : La Guajira es un problema para Colombia y agrego es también un problema para nosotros por tantos entuertos, tantos desafueros y un elemento nuevo: el miedo, la mordaza y las amenazas. Aunado a la mortandad de niños desnutridos de nuestros hermanos wayuu. Lo que siempre ha ocurrido pero no se había denunciado.

El laberinto de La Guajira está en un callejón sin salida. Este laberinto me recuerda la leyenda que se originó en Greta. Allí reinaba el Rey Minos, donde existía un curioso edificio, el laberinto y dentro de el un mostro poderoso llamado Minotauro y el Rey ante el asesinato de su hijo en Atenas, los tomó como sacrificios humanos al engendro del mal, pero el hijo del Rey de Atenas Teseo, se ofreció como sacrificio por su pueblo y fue llevado a Greta, pero él recibió la ayuda de la princesa Ariadna, la hija del Rey Minos para acabar con el Minotauro y salir del laberinto  y así sucedió, Teseo lo mató y salió del tenebroso edificio, gracias a la ayuda de la princesa.  


Haciendo los parangones del caso: el Minotauro representa el mal enquistado en el Departamento, Ariadna representa a La Guajira quien ayudó al héroe para salir del laberinto. ¿Quién en el presente representa a ese héroe de la mitología llamado Teseo? ¿Quién nos salvará y nos sacará del caos en que estamos? ¿Será Wilmer González Brito? ¿Será José María Ballesteros Valdivieso? ¿Será Luis Gómez Pimienta? En todo caso es importante analizar el perfil, el comportamiento, la experiencia y la capacidad para manejar los destinos de La Guajira y enrutarla por un norte seguro, sin manchas  en su historia personal que nos pongan a dudar a la hora de votar. ¡Usted decide! 

 
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